miércoles, 1 de abril de 2009

TELGRAFO

La invención del telégrafo pudo haberse adelantado en cerca de un siglo, ya que desde hacía bastante tiempo existía la probabilidad de transmitir mensajes mediante electricidad. Paradojalmente, no fueron sólo las dificultades propiamente técnicas las que postergaron su aparición, sino que la falta de imaginación del hombre para comprender que la transmisión debía realizarse utilizando un código de señales. En 1753, apenas ocho años después de la invención de la botella de Leyden, una carta aparecida en el "Scott's Magazine" expresaba: " Quienes

tienen alguna experiencia en electricidad saben que la energía eléctrica puede ser transportada de un lugar a otro por medio de conductores ". Y concluía luego de estas acertadas palabras con una insólita afirmación: " Tendamos, pues, horizontalmente, entre dos puntos determinados, una red de hilos metálicos, EN NUMERO IGUAL AL DE LAS LETRAS DEL ALFABETO, paralelos entre sí... " El mismo Ampere, con toda su genialidad, también cayó en el mismo error setenta años más tarde, al sostener que para el telégrafo eran necesarios "tantos hilos metálicos y tantas agujas magnéticas como letras hay". En 1812, Sommering llevó a la práctica un telégrafo eléctrico así concebido, el cual tenía no menos de 35 circuitos diferentes y transmitía el mensaje letra por letra, lo que se traducía en una lentitud exasperante que lo hizo desaparecer de escena con suma rapidez.

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